La lápida de Pakal reposa de nuevo sobre el sarcófago.

Hace mil 300 años un séquito acompañó los restos mortales del gobernante maya K’inich Janaab’ Pakal para ser depositados en una cripta, al interior del Templo de las Inscripciones, en la antigua ciudad de Palenque, en Chiapas. Ahora, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), tras casi 40 horas de maniobras subterráneas, colocaron de nuevo la lápida milenaria que selló originalmente el sarcófago.



De acuerdo con un escaneo por ondas electromagnéticas dirigido por el doctor José Ortega Ramírez, del Laboratorio de Geofísica del INAH, fue posible concluir que la lápida —hecha en un solo bloque de roca sedimentaria, una calcarenita, cuyo espesor varía de los 24.5 cm a los 29 cm— no presentaba fracturas, pero su esquina noreste tiene una mayor concentración de humedad.


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