Luis Alberto López Wario y Pedro Francisco Sánchez Nava
Foto por: Gerardo Noriega
EN ESTA PLÁTICA PRESENTAMOS ALGUNOS CONSIDERANDOS, EN PARTICULAR LOS DE CORTE ACADÉMICO, SOCIAL Y LEGAL, ASÍ COMO PROPUESTAS SOBRE EL COLECCIONISMO Y SU CONSECUENCIA, EL SAQUEO ARQUEOLÓGICO. El Coleccionismo significa poseer y es “una manera refinada de avaricia (pues) se trata de la afición de tener y, en este sentido, es lo contrario a la posesión utilitaria”.
El afán por coleccionar objetos es inherente al ser humano, aún cuando las motivaciones sean diferentes. Es muy posible que desde tiempos prehistóricos y derivado de prácticas rituales propiciatorias, el hombre haya comenzado a reunir objetos a los que les dio la categoría de “fetiches”, los que le permitían vincularse de manera armónica con su ya de por sí hostil entorno.
La primera consecuencia académica del coleccionismo que provoca el saqueo es la pérdida del contexto, pues al extraer un objeto arqueológico se pierde su relación con el conjunto, esa combinación de elementos espaciales y temporales que le otorgan unicidad; es como el arrancar una hoja de un libro, perdiéndose así el sentido general del que emana la misma página extirpada.
En México, la ley establece que los vestigios arqueológicos son propiedad de la nación, inalienables (que no puede trasladarse su dominio) e imprescriptibles (no se extingue su derecho), por lo que el coleccionismo se ubica en el ámbito del saqueo de sitios prehispánicos, con los consecuentes resultados, como son la alteración de contextos arqueológicos, el tráfico de piezas, el comercio ilegal, los fraudes, las detenciones, la cárcel e, incluso, los suicidios.
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