Con la apertura de las zonas arqueológicas Lagartero e Iglesia Vieja, en los municipios chiapanecos de Ocosingo y Tonalá, respectivamente, la administración federal rebasó su objetivo de abrir al público 15 asentamientos prehispánicos en el país, pues se proyectaron 10 al principio del sexenio.
Se trata de una cifra histórica de zonas arqueológicas abiertas por un gobierno federal en un periodo de seis años que no se había alcanzado antes, con lo cual además de divulgar la diversidad cultural de México, se generan fuentes de empleo para las comunidades cercanas.
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