FOTO: DMC.INAH. M MARAT |
En un terreno arenoso rodeado de nopaleras, ubicado a 2,800 metros sobre el nivel del mar, donde el sol pega a plomo y se puede contemplar la Ciudad de México, un equipo de arqueólogos y paleontólogos excava para sacar de entre las cenizas que dejó una erupción volcánica hace 10,000 o 12,000 años, los enormes huesos de un Mammuthus columbi que el año pasado fueron descubiertos de manera fortuita por los pobladores de Santa Ana Tlacotenco, en Milpa Alta.
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