FOTO: RADIO INAH
Pedro Ramírez Vázquez dejó tras de sí una serie de obras y
proyectos atemporales y de carácter universal, en México y en el
extranjero, parte de su visión de lo que debe ser la arquitectura.
El arquitecto fue un trabajador incansable, intelectual de su tiempo,
conocedor de nuestra historia y un profesional de talla universal. Nunca
se preocupó por construir algo que se identificara con él, sino que
estuviera al servicio del usuario.
Fue un hombre que definió en buena medida el rostro de nuestros paisajes
urbanos y construyó para la gente espacios estéticos y funcionales que
se insertan en el corazón mismo de sus vidas, en el centro de nuestras
actividades más cotidianas.
Como ejemplo de ello se encuentra además del Museo Nacional de Antropología, la Basílica de
Guadalupe, el Congreso de la Unión, el Estadio Azteca y el modelo de
escuela rural. En el ámbito internacional sobresalen los museos
Olímpico, en Lausana, Suiza, y el de Nubia en Asuán, Egipto, así como
innumerables proyectos en los que trabajó hasta el último día.
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