En 1606, con el donativo de don Pedro Ruiz de Ahumada se comenzó a construir el claustro de los aljibes donde se quedarían los primeros habitantes del colegio jesuita. En 1670, con el donativo de la familia Medina Picazo, se inició la construcción del templo de San Francisco Javier, la sacristía, la cripta y las capillas anexas.
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