No ha sido fácil, para un gran sector de la sociedad norteña, acep-tar que esta tradición de pedir Ha-lloween sea más significativa que las legendarias fiestas católicas. El rechazo por aquellos que quieren ver ofrendas mesoamericanas y esplendorosos arreglos con flores de cempasúchil en los hogares de la ciudad de Chihuahua, se debe al estigma que ha fomentado la inne-gable influencia estadounidense en la vida cultural en esta región.
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