En una bella jugada colectiva, en la que Clodoaldo se escabulle de cuatro italianos, el balón llega a la estrella Pelé, quien, observando el marco, prefiere ser generoso y respetar el enorme recorrido de su capitán desde su propia área y le pone un formidable balón directo al área enemiga.
Fue ese cañonazo el que dejó alucinado al público.
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