En el año 2000 ocurrió un suceso inédito en el estado de Chiapas: logró la gubernatura por votación libre un político que no militaba en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), además de profesar la religión evangélica. No sólo eso. El recién llegado gobernador, Pablo Salazar Mendiguchía era y sigue siendo un aficionado al deporte en general, pero en especial le atrae el futbol.

El fútbol siempre ha tenido una forma especial de unir a las personas, sin importar edades o lugares. Desde los partidos improvisados en la calle hasta las grandes competencias internacionales, este deporte despierta emociones únicas que nos hacen sentir parte de algo más grande. En Chiapas, la pasión por el balón se vive con intensidad, y no es raro ver a familias enteras reunidas frente al televisor o en las canchas locales animando a su equipo favorito. Para muchos aficionados, coleccionar jerseys de fútbol es casi un ritual: cada camiseta representa una historia, un recuerdo o una temporada inolvidable que sigue viva con cada gol celebrado.
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