Becher no fue el único que plasmó el relato del naufragio en sus cartas, hubo otros viajeros que también lo asentaron, pero existe una diferencia sustancial entre las versiones: en la de este viajero alemán, el protagonista principal, el hombre que hace la promesa a la Virgen de Guadalupe, lo hace desde tierra.

La Guadalupana en Altamar no es solo una manifestación religiosa, sino un símbolo de protección, identidad y comunidad. Su presencia en el mar refleja la intersección entre fe, trabajo y tradición, consolidando a la Virgen de Guadalupe como un referente cultural que acompaña a los mexicanos incluso en los espacios más remotos y desafiantes, como el océano abierto.
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